Lectura
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¿Enseñamos
matemáticas para incluir o para excluir?
En
la lectura se enmarcan panoramas que son frecuentes de encontrar en nuestro
sistema educativo, donde se asignan etiquetas a nuestros estudiantes, con
aquellos que muestran habilidad para los procesos matemáticos y los que no.
Se
plantea en este documento esa necesidad de encontrarse como docentes en una
constante reflexión acerca del quehacer pedagógico y plantearse cómo afectan y
determinan nuestras prácticas en el modo de enseñar y en la forma en la que
aprenden los estudiantes.
Interrogarnos acerca de las
posibilidades y la necesidad de incorporarlos
al aula o entrar en un diálogo con ellos, para romper el divorcio existente
entre la matemática escolar y la matemática fuera de la escuela.
Se citan
además una serie de recomendaciones en lo que respecta al tipo de ejercicios
que deben incluirse en la planificación y en el desarrollo de las lecciones de
matemáticas. Por ejemplo, se alude a realizar problemas, tanto de tipo cerrado
como actividades que conlleven a la invención de los mismos; lo cual destaca la
importancia de hacer que los estudiantes construyan sus conocimientos evitando
la mecanización o repetición de ejercicios sin sentido alguno. Se menciona
también como ingrediente determinante esa transposición didáctica, que debe
realizar el docente, para enseñar ciertos contenidos y lograr trasladar esos
conocimientos dados desde la ciencia y las teorías matemáticas a la realidad de
los estudiantes, acercando esa teoría a través de vivencias y experiencias
valiosas, congruentes, significativas.
Otro
aspecto a considerar, es la pedagogía de la pregunta, donde Freire alude que se
debe “..desarrollar una pedagogía de la
pregunta. Siempre estamos escuchando una pedagogía de la respuesta. Los
profesores contestan a preguntas que los estudiantes no han hecho”
En la medida
en que se invite a los estudiantes al cuestionamiento se activan otros canales
y vías de aprendizaje, de modo que se fomenta un pensamiento más crítico,
analítico respecto a la información que se recibe. Se convierten en sujetos más
activos dentro del proceso de enseñanza y aprendizaje.
Otra
recomendación, radica en propiciar un trabajo en equipo, de pares, donde los
estudiantes intercambien sus conocimientos, sus métodos para resolver los problemas,
donde exista confrontación y alternativas de soluciones, práctica de valores
inmersa en todo trabajo de equipo. En realidad son múltiples los beneficios que
se obtienen del trabajo en equipo y promueve un clima de participación en la
clase, con un sustento de autonomía e independencia, de forma que los niños
logran avanzar en sus procesos a través del trabajo cooperativo. Es una experiencia muy gratificante, en mi
caso personal, la metodología de la institución en la cual laboro, se sustenta
en el trabajo en equipo, y los niños logran procesos realmente significativos
además de la vivencia de valores al intercambiar sus conocimientos y sus
resultados con otros niños.
Otro aspecto
de gran valor es el error, entendido un medio para aprender. Me parece significativo
destacar la siguiente cita “Si el error tiene
un estatus negativo, todo el mundo trata de ocultarlo cuando no sabe cómo
evitarlo. El alumno que no es capaz
de comprender un problema, lo resuelve memorizando la mecánica de las
operaciones”. Es decir que el error debe ser percibido como un proceso
natural y no como un obstáculo. Es relevante que se discuta en torno al error y
que exista un debate de los procesos que se han ejecutado erróneamente, para
encontrar soluciones.
Se
reflexiona en la lectura en torno al tiempo que se emplea en cada contenido, lo
cual es una gran limitante porque se tiende a fragmentar los procesos de
matemática y no se logra una interacción o integración donde un proceso lleve a
otro y así sucesivamente. Usualmente se abarcan los contenidos aisladamente y
se olvida de esa vinculación de los contenidos con el contexto y las relaciones
entre uno y otro.
En cuanto a
la evaluación se menciona que no puede estar disgregada de la enseñanza, debe
ser congruente con el proceso que ha llevado a cabo con los estudiantes.
Creo muy
importante como docentes reflexionar y valorar constantemente la práctica
pedagógica que hemos realizado, sus debilidades y fortalezas; teniendo en
cuenta medidas o planes remediales para enfatizar procesos que han sido de
mayor dificultad, o en los cuales se han presentado mayores inquietudes.
Es
conveniente destinar lecciones de matemáticas a ejercicios poco tradicionales,
de pensamiento lógico, que estimulen la creatividad. Pueden dedicarse dos
lecciones semanales, o una lección a cambiar de rutina en estas clases; este
cambio se logrará en la medida en que como docentes nos interesemos por
capacitarnos, por innovar, buscar material atractivo.
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